El Tacón
La lluvia había caído durante toda esa noche. En el pavimento de la recién asfaltada calle, aún bastante resbaladiza, se proyectaba la sombra de su figura. De la gabardina¸ todavía mojada, sacó un paquete de “Chesterfield” y colocó uno de esos cigarrillos sin boquilla entre sus labios. Se detuvo delante de un escaparate y mientras contemplaba aquellos pantalones, encendió el pitillo con su viejo encendedor de mecha y bajó un poco el ala de su sombrero ocultando así parte de su rostro. Después siguió caminando con paso firme, enérgico… En su mente comenzó a perfilarse la solución ante el caso que estaba llevando a cabo en su gabinete de detectives. Una hebras de tabaco le obligaron a escupir. Entonces uno de sus pies resbaló, el tacón de aguja se quebró y Laura se vio obligada a continuar su trayecto en un taxi que en ese preciso momento pasaba por allí.